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Mensaje  Admin Jue Nov 04, 2010 12:09 pm

SOPORTE VITAL BÁSICO PARA PROFESIONALES DE LA SALUD

REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR


HISTORIA.

Llegó Elíseo a la casa. El niño muerto estaba acostado en su lecho. Entró y cerró la puerta tras de ambos y oró a Yahveh. Subió luego y se
acostó sobre el niño, y puso su boca sobre la de él, sus ojos sobre los ojos, sus manos sobre las manos, se recostó sobre él y la carne del niño entró en calor, se puso a caminar por la casa de un lado para otro, volvió a subir y a recostarse sobre el siete veces y el niño estornudo y abrió los ojos. (2 Reyes, Capítulo 4 Versículo 32-35).

La historia de la reanimación cardiopulmonar es inseparable de la historia de la medicina en general. Nosotros y las generaciones futuras, debemos aprender de la historia para evitar reinventar la rueda o perder información potencialmente valiosa.

Uno de los más importantes avances de la medicina contemporánea está relacionado con el reconocimiento de la muerte súbita.

Hace sólo 50 años las técnicas de reanimación cardiopulmonar y cerebral (RCCP) se desarrollaron independientemente.

La integración de los procesos, reanimación básica (ABC) y avanzada (DEF), dio paso al nacimiento de la reanimatología.

En nuestro país el desarrollo, entrenamiento y difusión de la RCP son aún incipientes a pesar de amplios programas de enseñanza auspiciados por instituciones de salud públicas y privadas.

Es difícil identificar cuándo se iniciaron las primeras acciones para revertir el paro cardiorrespiratorio en personas sanas o enfermas.

Esa historia puede ser tan antigua como la misma humanidad. Sin embargo, una de las primeras referencias escritas se encuentra en el Antiguo Testamento y, posteriormente, en la Edad Media con A. Vesalius (1514-1564), Paracelso (1493-1541), y a partir del año 1700, con las sociedades humanistas de Amsterdam, Copenhague, Londres y Massachusetts.

Algunas de ellas recomendaron la aplicación de la respiración boca a boca en víctimas de ahogamiento.

Ciertas técnicas de reanimación fueron poco efectivas y anecdótico, como son la técnica de inversión (1770), que consistía en colgar de los pies a la víctima; la técnica del barril (1773) con la que se rodaba un barril sobre el pecho de la víctima; o la técnica del caballo al trote (1812), en la que se amarraba a la paciente boca abajo sobre un caballo a trote para inducir la entrada y salida de aire.

El desarrollo de las técnicas modernas de reanimación cardiopulmonar tiene su origen con el descubrimiento de la anestesia general por el dentista de Boston, Thomas Morton, quien utilizó éter sulfúrico en 1846 durante un procedimiento quirúrgico llevado a cabo por el cirujano Warren.

El riesgo nada infrecuente de complicaciones, tales como son la obstrucción de las vías respiratorias superiores, la apnea y el paro cardiaco.

Los anestesiólogos utilizaban la maniobra de mover la mandíbula hacia el plano anterior (maniobra de Esmarch-Heiberg), para liberar la vía aérea.

En 1861 se introdujo la técnica de compresión torácica en decúbito supino, con los brazos levantados (método de Silvester); seguido por el método de compresiones torácicas con el paciente en decúbito prono (método de Schafer), continuando con el método de compresiones en prono con los brazos levantados (método de Holger-Nielsen). Estos métodos prevalecieron hasta la década de 1950.

La aparición de muerte súbita por infarto agudo del miocardio era considerada una situación sin esperanza de vida.

En 1947 H. Beck de Cleveland introdujo el concepto de “corazones demasiado buenos para morir” después de practicar la primera desfibrilación afortunada.

En el siglo XIX Hoffa y Ludwig describieron la fibrilación ventricular en el año 1899, pero ésta no fue reconocida como la causante de la muerte súbita, por lo que permaneció sin tratamiento por casi 50 años.

Fue en la ciudad de Moscú, durante la década de 1930, cuando Negovsky creó el primer laboratorio dedicado a la investigación de la reanimación.

Con la aparición de varios trabajos de investigación casi en forma simultánea a finales de la década de 1950, nació la reanimación cardiopulmonar y cerebral básica, como la conocemos hoy:

a) Control de la vía aérea, sin necesidad de instrumentos.
b) Ventilación por presión positiva intermitente, aplicando el aire exhalado de un rescatador.
c) Compresiones torácicas externas.
d) Desfibrilación externa.
e) Se conjuntó todo lo anterior para aplicarlo de manera sistémica.

Para 1960, primero en Praga, Moscú y Estados Unidos se introdujo en los desfibriladores un capacitor de descarga y una batería que permitió la movilización de estos equipos a escenarios pre-hospitalarios.

El sistema de apoyo vital básico seguido por el apoyo vital avanzado, con la inclusión de la intubación endotraqueal, terapia con líquidos endovenosos, electrocardiografía y ventilación mecánica, fueron agrupados en los lineamientos del Comité de Reanimación Cardiopulmonar de la American Heart Association, gracias a los esfuerzos de Jude, Elam, Gordon, Safar y Schedis al inicio de la década de 1960.

Desde la década de 1950 se reconoció que, para lograr efectividad en el apoyo vital y en la reanimación de pacientes, las acciones iniciales deberían moverse a los escenarios prehospitalarios.

Las primeras ambulancias para apoyo vital avanzado con personal médico, se introdujeron en Praga y Moscú alrededor de 1960. Les siguieron las ambulancias de Mainz, Alemania y Pittsburgh. El primer sistema de ambulancias encaminado a prevenir el paro cardiaco en pacientes con infarto agudo del miocardio fue la de Belfast, Irlanda.

El promedio de respuesta de las ambulancias de apoyo vital avanzado es de 10 minutos en países desarrollados, tiempo que no ha podido ser reducido. Se han hecho algunos intentos a partir de 1960.

En la década de 1960 en EEUU se establecieron los lineamientos para el diseño y equipamiento de ambulancias, así como la capacitación de técnicos y paramédicos del sistema médico de emergencia.

Las acciones a gran escala para capacitar médicos, paramédicos y legos en la aplicación de apoyo vital prehospitalario y hospitalario requiere de grandes esfuerzos y conciliación de intereses, así como recursos humanos y económicos.

A partir de 1958 A. Laerdal desarrolló maniquíes y simuladores muy apegados a la realidad para capacitar en los pasos A y B, y en 1960 para el paso C.

En 1964 introdujeron los maniquíes con capacidad de registro. Después de su muerte, su hijo T. Laerdal desarrolló dispositivos sofisticados para capacitación en apoyo vital avanzado, con equipos de desfibrilación semiautomática.

En la década de 1980, la American Heart Association respaldó el desarrollo de cursos de apoyo vital avanzado en la ciudad de Monterrey, México.

Anteriormente y hasta la fecha, en la Ciudad de México se han impartido cursos en diversos centros hospitalarios, tanto de la iniciativa privada, como gubernamental.

Destaca el esfuerzo del Hospital Español, el Centro Hospitalario del Estado Mayor Presidencial, el Instituto Nacional de Cardiología Dr. Ignacio Chávez, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Dr. Salvador Zubirán, el Hospital Militar y el Instituto Mexicano del Seguro Social.

La reanimación cardiopulmonar y cerebral tiene sus raíces en los descubrimientos hechos en los años cercanos a 1900.

La documentación de los pasos A y B se logró en la década de 1950 y del paso C (compresión torácica externa) cerca del año 1960.

Conclusiones
Aquel que no aprende de sus errores del pasado, está condenado a repetirlos en el futuro.
Gandhi

RCP

Reanimación

La reanimación cardiopulmonar (RCP) es un conjunto de medidas destinadas a revertir el estado de PCR, sustituyendo primero, para intentar restaurar después la respiración y la circulación espontáneas, con el objetivo fundamental de recuperar las funciones cerebrales completas.

El término soporte vital (SV) amplia el concepto clásico de RCP, incluyendo no sólo las maniobras de soporte ventilatorio y circulatorio sino también las medidas de prevención del PCR, la alerta a los servicios de emergencia y la intervención precoz (apertura vía aérea, posición lateral de seguridad...)

En función del material disponible y de los conocimientos y habilidades necesarias, tenemos dos tipos de soporte vital: básico (SVB) y avanzado (SVA).

Paro cardiorespiratorio

Definimos parada cardíaca o parada cardiorrespiratoria (PCR) al cese brusco, inesperado y potencialmente reversible de la circulación y de la
respiración espontáneas, e implica el cese de la actividad mecánica del corazón.

La PCR recuperable debe diferenciarse de la detención de funciones vitales que tiene lugar en el proceso de muerte natural como consecuencia del envejecimiento biológico o de la evolución terminal de una enfermedad.

Enfermedades cardiovasculares

Antecedentes:

- Enfermedad isquemica.
- Muerte súbita.
- Cadena de sobrevida.
- Factores de riesgo cardiovascular (modificables o no modificables).

Factores de riesgo cardiovacular

Uno de los principales factores de riesgo cardiovascular es el colesterol elevado. El colesterol, una sustancia grasa (un lípido) transportada en la sangre, se encuentra en todas las células del organismo. El hígado produce todo el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas.

Los problemas del corazón son la principal causa de muerte entre diabéticos, especialmente aquellos que sufren de diabetes del adulto o tipo II (también denominada «diabetes no insulinodependiente»). Ciertos grupos raciales y étnicos (negros, hispanos, asiáticos, polinesios, micronesios, melanesios y amerindios) tienen un mayor riesgo de padecer diabetes.

La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que el 65 % de los pacientes diabéticos mueren de algún tipo de enfermedad cardiovascular.

Se cree que el peso excesivo puede elevar los niveles de colesterol total, causar hipertensión y aumentar el riesgo de enfermedad arterial coronaria. La obesidad aumenta las probabilidades de adquirir otros factores de riesgo cardiovascular, especialmente hipertensión, niveles elevados de colesterol en sangre y diabetes.

La mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos que riegan los brazos y las piernas).

Según la Asociación Americana del Corazón, más de 400,000 estadounidenses mueren cada año de enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Muchas de estas muertes se deben a los efectos del humo del tabaco en el corazón y los vasos sanguíneos.

Las investigaciones demuestran que fumar acelera el pulso, contrae las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia de los latidos del corazón, todo lo cual aumenta el esfuerzo del corazón. Fumar también aumenta la presión arterial, lo cual a su vez aumenta el riesgo de un ataque cerebral en personas que sufren de hipertensión.

Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son perjudiciales para el corazón.

Estas sustancias químicas contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, posiblemente por lesionar las paredes de los vasos sanguíneos. También afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un coagulante sanguíneo), aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo que pueda provocar un ataque al corazón.

Presión arterial alta (hipertensión arterial). La hipertensión arterial aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón, un ataque al corazón o un accidente cerebro vascular. Aunque otros factores de riesgo pueden ocasionar hipertensión, es posible padecerla sin tener otros factores de riesgo.

Las personas hipertensivas que además son obesas, fuman o tienen niveles elevados de colesterol en sangre, tienen un riesgo mucho mayor de sufrir una enfermedad del corazón o un accidente cerebro vascular.

Las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema calorías, ayuda a controlar los niveles de colesterol y la diabetes, y posiblemente disminuya la presión arterial.

El ejercicio también fortalece el músculo cardíaco y hace más flexibles las arterias. Las personas que queman activamente entre 500 y 3,500 calorías por semana, ya sea en el trabajo o haciendo ejercicio, tienen una expectativa de vida superior a la de las personas sedentarias.

Incluso el ejercicio de intensidad moderada es beneficioso si se hace con regularidad.

En general, los hombres tienen un riesgo mayor que las mujeres de sufrir un ataque al corazón. La diferencia es menor cuando las mujeres comienzan la menopausia, porque las investigaciones demuestran que el estrógeno, una de las hormonas femeninas, ayuda a proteger a las mujeres de las enfermedades del corazón. Pero después de los 65 años de edad, el riesgo cardiovascular es aproximadamente igual en hombres y mujeres cuando los otros factores de riesgo son similares.

Las enfermedades del corazón suelen ser hereditarias. Por ejemplo, si los padres o hermanos padecieron de un problema cardíaco o circulatorio antes de los 55 años de edad, la persona tiene un mayor riesgo cardiovascular que alguien que no tiene esos antecedentes familiares.

Los factores de riesgo tales como la hipertensión, la diabetes y la obesidad también pueden transmitirse de una generación a la siguiente.

Además, los investigadores han determinado que algunos tipos de enfermedades cardiovasculares son más comunes entre ciertos grupos raciales y étnicos. Por ejemplo, los estudios demuestran que los negros sufren de hipertensión más grave y tienen un mayor riesgo cardiovascular que los blancos.

La mayor parte de los estudios cardiovasculares sobre minorías se han concentrado principalmente en negros e hispanos, utilizando a la población blanca como punto de comparación. Los factores de riesgo cardiovascular en otros grupos minoritarios aún están siendo estudiados.

Las personas en la tercera edad tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Aproximadamente 4 de cada 5 muertes debidas a una enfermedad cardíaca se producen en personas mayores de 65 años de edad.

Con la edad, la actividad del corazón tiende a deteriorarse. Puede aumentar el grosor de las paredes del corazón, las arterias pueden endurecerse y perder su flexibilidad y, cuando esto sucede, el corazón no puede bombear la sangre tan eficientemente como antes a los músculos del cuerpo.

Debido a estos cambios, el riesgo cardiovascular aumenta con la edad. Gracias a sus hormonas sexuales, las mujeres generalmente están protegidas de las enfermedades del corazón hasta la menopausia, que es cuando su riesgo comienza a aumentar.

Las mujeres mayores de 65 años de edad tienen aproximadamente el mismo riesgo cardiovascular que los hombres de la misma edad.

Se cree que el estrés es un factor contribuyente al riesgo cardiovascular pero aún no se sabe mucho sobre sus efectos. No se han demostrado aún los efectos del estrés emocional, de los hábitos conductuales y del estado socioeconómico en el riesgo de padecer una enfermedad del corazón o un ataque cardíaco, porque todos nos enfrentamos al estrés de maneras diferentes. Cuánto y cómo nos afecta el estrés depende de cada uno de nosotros.

Las situaciones estresantes aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aumentando la necesidad de oxígeno del corazón. Esta necesidad de oxígeno puede ocasionar una angina de pecho, o dolor en el pecho, en enfermos del corazón.

En momentos de estrés, el sistema nervioso libera más hormonas (principalmente adrenalina). Estas hormonas aumentan la presión arterial, lo cual puede dañar la capa interior de las arterias.

Al cicatrizarse las paredes de las arterias, éstas pueden endurecerse o aumentar en grosor, facilitándose así la acumulación de placa.

El estrés también aumenta la concentración de factores de coagulación en sangre, aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo. Los coágulos pueden obstruir totalmente una arteria ya parcialmente obstruida por placa y ocasionar un ataque al corazón.

Las hormonas sexuales parecen desempeñar un papel en las enfermedades del corazón. Entre las mujeres menores de 40 años de edad, no es común ver casos de enfermedades del corazón. Pero entre los 40 y 65 años de edad, cuando la mayoría de las mujeres pasan por la menopausia, aumentan apreciablemente las probabilidades de que una mujer sufra un ataque al corazón.

Las primeras píldoras anticonceptivas contenían niveles elevados de estrógeno y progestágeno, y tomarlas aumentaba las probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular o un ataque cerebral, especialmente en mujeres mayores de 35 años que fumaban.

Sin embargo, los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y coágulos sanguíneos en mujeres que fuman o tienen otros factores de riesgo, especialmente si son mayores de 35 años.

Según la Asociación Americana del Corazón, las mujeres que toman anticonceptivos orales deben realizarse chequeos anuales que incluyan un control de la presión arterial, los triglicéridos y el azúcar en sangre.

Pero los anticonceptivos orales de hoy contienen dosis mucho menores de hormonas y se consideran seguros en mujeres menores de 35 años de edad que no fuman, ni sufren de hipertensión.

Y, a partir de los 65 años de edad, las mujeres representan aproximadamente la mitad de todas las víctimas de ataques cardíacos.

Factores modificables

- Dieta rica en lípidos y carbohidratos.
- Cambios de residencia.
- Estado de salud.

Estadísticas

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte no relacionada con traumatismos en los países industrializados. Se estima que la muerte súbita por causas cardiovasculares abarca entre 50 y 70% de todas muertes de causa cardiovascular.

En Estados Unidos representa entre 225,000 y 400,000 muertes anuales. Se estima que de 360,000 a 400,000 personas sufrirán un paro cardiaco durante un episodio de hospitalización y recibirán reanimación cardiopulmonar.

En México se carece de estadísticas confiables, aunque se calculan de 33,000 a 50,000 muertes súbitas anuales. Se desconocen los datos referentes a la cantidad de paros cardiacos hospitalarios.

La reanimación cardiopulmonar temprana es decisiva en la cadena de supervivencia descrita en 1991,5,6,15 porque aumenta el periodo durante el que puede conseguirse la desfibrilación exitosa en un paciente con fibrilación ventricular o taquicardia ventricular sin pulso.

Si la técnica no se realiza correctamente, aumenta el riesgo de muerte.

Actuar inmediatamente en un paro cardiorrespiratorio aumenta las posibilidades de supervivencia de los pacientes, porque éstas se reducen entre 7 y 10% cada minuto que el paciente permanece sin reanimación.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares causan 17.5 millones de muertes en el mundo cada año y representan la mitad de todas las muertes en los Estados Unidos y otros países desarrollados.

Las enfermedades cardiovasculares también son una de las principales causas de muerte en muchos países en vías de desarrollo. En conjunto, son la primera causa de muerte en los adultos.

Importancia del tiempo
Muerte biológica
Muerte clínica
VS.
Atención temprana
Atención tardía

SOBREVIDA

La sobrevida de la muerte súbita es directamente proporcional al tiempo.

SOPORTE BÁSICO DE VIDA

Muerte clínica

- Se detienen los latidos del corazón y la respiración.
- Se puede invertir o prevenir.
- Se considera de los 0 a 4 o 6 minutos de iniciado el paro cardiorespiratorio.
- Si se inicia la RCP en este tiempo, la muerte clínica puede prolongarse, sin llegar a la muerte biológica.

Muerte biológica

- Es la muerte cerebral permanente, ocasionada por falta de oxígeno.
- No es reversible.
- Ocurre después de los 6 minutos de hárbese iniciado el paro cardiorespiratorio, sin comenzado las maniobras de RCP ya que ésta mantiene la oxigenación cerebral.

Importancia de la cadena de sobrevida

La debilidad en los componentes del sistema es la explicación más importante de la poca tasa de sobrevida de nuestro país.

Eficacia

La eficacia de las maniobras de reanimación varía extraordinariamente dependiendo de la naturaleza de la enfermedad que ha provocado la parada cardiorrespiratoria, la edad del paciente, la existencia de otras enfermedades concomitantes, etc.

De modo paralelo, la rapidez para conseguir la restauración de las funciones cardíaca y respiratoria es mucha en unos casos, mientras que en otros sólo se consigue tras denodados esfuerzos, si es que se logra.

Ética

En primer lugar, existe la obligación de atender al paciente. La vocación de la Medicina es vocación de ayuda al enfermo, mediante la aplicación de los conocimientos técnicos de la Medicina.

Por tanto, en una situación grave, de urgencia, como es la parada cardiorrespiratoria, éste no puede quedar desasistido.

Pero, en segundo lugar, esto no significa que deban iniciarse las maniobras de reanimación de modo automático ante todo paciente que sufre una parada cardiorrespiratoria: todo tratamiento o ayuda al enfermo tiene unos límites.

Se debe valorarse la utilidad de la reanimación. La primera utilidad que se busca con estas maniobras es, evidentemente, la prolongación de la vida del enfermo. Se trata, pues, de tener razonablemente claro, antes de iniciar la reanimación, que esa vida no ha llegado a su fin. Esto implica una fina capacidad de pronóstico por parte del médico, que a veces no puede llegar a determinaciones claras.

Enfermedad isquémica

- Angina de pecho.
- Infarto agudo al miocardio.
- Isquemia cerebral.
- Tromboembolias.
- Hipertensión aterial sistémica.

Muerte súbita

Se define como la muerte que ocurre dos horas después de que los síntomas de la enfermedad aparecen.

En un estudio de 540,000 pacientes murieron 74%.

- 350,000 murieron antes de llegar al hospital.
- 190,000 pacientes en paro cardiovascular que arrivaron al hospital:
50% regresó a un ritmo normal.
25% falleció en el hospital.
20% se egresó en buen estado cerebral.
5% quedaron con daño cerebral.

El 99% de las muertes súbitas son de causa cardiovascular.

Dos tercios de las muertes súbitas se producen fuera del hospital.

La principal causa de la muerte súbita es la isquemia cardíaca subclínica.

Según el Dr. Peter Safar y colegas, el 25% de las muertes ocurren en ausencia de enfermedad incurable letal, destrucción cerebral o senilidad. POR LO CUAL ESTOS PACIENTES SON POTENCIALMENTE RESCATABLES DE ESTE PROCESO.

La muerte súbita relacionada con la enfermedad coronaria es ahora la urgencia más importante en el mundo.
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